martes, julio 25, 2006

Algunas palabras antes de la tempestad

Permítanme dejar algo en claro. No me gustan las cosas como son. Creo que hay mucha belleza en la vida, pero día a día esa belleza es devorada por todo aquello que esta mal en el mundo.
Tengo mis opiniones sobre como debería funcionar esto. Claro, todos las tenemos. Pero mi disgusto no es por que la realidad no se apegue a mis convicciones. Es por que durante veintiún años he permitido, como el resto de las personas, que la realidad aplasté mis convicciones.
He vivido en una traición constante de lo que soy. De lo que creo. De lo que debería defender. Todos nosotros lo hemos hecho. Por que es duro ir contra la corriente. Por que duele.
Por que es más fácil vivir en la seguridad de que alguien más esta tomando las decisiones por ti, sean correctas o no.
Dios, el gobierno, el pueblo, la tele. Internet. Tus papas…
Cualquier otro es mejor para cargar la culpa de nuestros errores. De nuestras malas decisiones.
No más.
No para mí.
Soy humano. Soy mortal. Soy falible. Un día, mi vida terminará y las memorias que de ella queden se difuminaran hasta desaparecer. Pero tengo el poder de aceptarlo. De vivir con ello y de acuerdo a mis principios. Con el peso de mis decisiones. De pasar cada pequeño momento de mi pequeña existencia en la libertad de saber que solo yo escojo su rumbo.
Y esa es la única cosa que vale la pena saber.

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